Arkham, Massachusetts

Previa de la sesión de esta noche

Bueno, vamos a resumir, a modo de previa de esta noche, lo ocurrido en la sesión anterior. En el foro Jesús escribió una interesante entrada:

Con las primeras luces de la mañana, Edward despierta en un hotel en El Cairo, a pesar de no haber descansado apenas, cuando abre los ojos, tiene la sensación de que han pasado varios meses desde que se durmió, sin duda debido a la gran presión a la que está sometido, este hotel se está convirtiendo en el peor sitio donde ha dormido jamás, no por su mala calidad, sino por las circunstancias que lo acompañan, el peligro de perder la vida parece más real incluso que durante la guerra.

-Debería ponerme en marcha, quizá hoy localicemos al doctor Vanheuvelen para convencerlo de que nos cuente que hay realmente tras la expedición Clive, si no, queda mucho trabajo por hacer, las pirámides donde estuvo la expedición Carlyle y ese árabe de la cara quemada sospechaba que esta nueva expedición andaba buscando un objeto en alguna mezquita, debería repasar mis notas.

El miedo lo retiene en la cama durante unos minutos más, desearía volver a casa en Arkham, aunque esa opción hace mucho que dejó de existir, no sería justo para la memoria de Tommy abandonar ahora, hay que llegar hasta el final, sea cual sea.

Bien, buen apunte, excelente arranque de sesión el que propone el bueno del doctor Green. Hay varias cosas que comentasteis que ibais a de hacer. Recapitulemos un poco la última sesión y corregidme (o corrígeme, Jesús, ya que eres el único que aparece por el foro 😉 ) si me salto algo.

La sesión última fue densísima. Los avances fueron muchos y muy significativos.

Comenzó con una entrevista con Faraz Najir del que hallasteis su verdadero paradero y que casi estuvo a punto de derivar en un incidente al nombrar a Roger Carlyle. Hasta que el ‘baksheesh’ entró en escena. Este egipcio entrado en carnes y con una horrenda cicatriz en un lado de su cara, como de una quemadura, no estaba muy dispuesto a hablar. Con el dinero en el bolsillo Najir os citó al día siguiente en una mezquita donde contó encantado lo siguiente:

“Roger Carlyle buscaba información acerca del reinado del Faraón Negro, que se supone acabó con la llegada de Sneferu, primer faraón de la cuarta dinastía. Yo tenía en mi poder diversos objetos relacionados con el Faraón Negro: un pergamino que detallaba la entrada a una cámara secreta en una pirámide sin nombre donde se suponía estaba enterrado dicho faraón, un busto del Faraón Negro, un tamboril cubierto de extraños símbolos supuestamente dotado de poderes místicos y un extraño aro con un circón grande que se dice era la corona del Faraón Negro y la clave de su triunfo sobre la muerte. Envié a Carlyle esos objetos. Por encargo de Carlyle, yo robé los objetos de casa de un respetado comerciante Omar Shakti, que es el sumo sacerdote en Egipto de la Hermandad del Faraón Negro y se los vendí a Warren Besart, que era el agente de Carlyle. Al parecer la Hermandad estaría también involucrada en el robo de una momia de la Expedición Clive, que actualmente se halla en Egipto. También se dice que la Hermandad quiere un objeto que se halla en la Mezquita Ibn Tulun pero no sé de qué objeto se trata ni de por qué la Hermandad tiene interés en él”.

Cabe recordar que ese día, por las calles de El Cairo, mientras ibais montados en el carro-taxi os pareció ver a un individuo sospechoso ya que apareció mirandoos en dos esquinas casi consecutivas. Era un egipcio del montón, de los miles que hay por las calles. Delgado y de mediana edad.

Más tarde, ya en el hotel, conocisteis a un interesante personaje. Nigel Wassif. El editor de ‘El Cairo Bulletin’ que, casualmente, tomaba un café en el restaurante de vuestro hotel ya que justo enfrente se encuentra la redacción del periódico. Tras trabar amistad Wassif os permitió ver la hemeroteca del periódico además de compartir recuerdos de cuando la Expedición Carlyle estuvo en El Cairo. Wassif se ofreció a ayudar con cualquier trámite que os hiciera falta.

Esto es lo más interesante del encuentro con Wassif:

Foto en la que aparecen sir Aubrey, Roger Carlyle, Hypatia Masters y el doctor Robert Huston saliendo de una cena en su honor en el Turf Club dos días después de su llegada a El Cairo. Carlyle es moreno y apuesto; Huston tiene el pelo gris y es regordete, con un cierta sonrisa de preocupación; sir Aubrey tiene el pelo blanco y es alto y distinguido; Hypatia Masters es morena y luce un vestido muy bonito aunque parece algo fondona. Detrás sale un hombre robusto y con barba cerrada, que lleva un smoking ceñido, pero como quiera que se trata de un mero empleado no se le identifica en el artículo. Los datos de las columnas de sociedad y de noticias del diario permiten hilvanar la historia: la expedición llegó a El Cairo en mayo de 1919 con el objetivo de excavar buscando información acerca de la tercera dinastía de Egipto, un período sobre el que no se dispone de demasiadas informaciones. Tras investigar cerca de Gizeh, los trabajos se trasladaron primero a Saqqara y luego a Dhashur. Como quiera que los lugares donde se excavaba tenían poco que ver con los hallazgos conocidos de la tercera dinastía, empezaron a circular rumores acerca de supuestos propósitos secretos de la expedición, mencionándose varias veces al Faraón Negro. Más tarde, otros rumores mantuvieron persistentemente que la expedición había realizado un hallazgo sorprendente. En julio de 1919 los miembros de la expedición embarcaron de repente con dirección a Mombasa, ostensiblemente de vacaciones, y de hecho antes de la salida se informó varias veces de que Roger Carlyle estaba enfermo.

Como portavoz del grupo, Sir Aubrey informó de que el calor del verano era demasiado fuerte para Roger y que además, la crecida estacional del Nilo cubriría un lugar de excavaciones importante durante varios meses, por lo que habían decidido descansar en Kenia. Algunas fotos muestran a Hypatia Masters con su cámara (Pie de foto: “La señorita Masters se prepara para un safari fotográfico”) pero en una de las fotos sale parte de una hoja de calendario, que se encuentra en el mes de mayo. La foto fue tomada por Wassif en mayo, a la llegada de la expedición, pero la utilizó en julio para cubrir la noticia del safari. Nigel dice que es bastante normal en prensa utilizar este recurso. La señorita Masters también cayó enferma en junio y no se había recuperado cuando el grupo salió hacia Kenia. Wassif recuerda que la Expedición Carlyle era desagradablemente terca en no permitir que nadie visitara sus excavaciones, ni siquiera la prensa.

Nigel también recuerda que los miembros principales de la expedición cenaron varias veces con Omar Shakti, un rico plantador de algodón a quien Wassif encuentra repelente y cuya reputación privada es más bien oscura. Wassif sabe que Shakti está conectado con la Hermandad del Faraón Negro, una organización a la que teme y de la que opina que es una gran desgracia para su país.

Actualmente se encuentra en Egipto otra expedición perteneciente a la Fundación Penhew. El grupo de Henry Clive está excavando en Gizeh y recientemente desenterraron la momia de una mujer desconocida, hallada en una cámara secreta de la pirámide pequeña. Diversas autoridades han especulado con que pueda tratarse de la reina Nitocris, una figura misteriosa de la sexta dinastía. Antes de que pudieran realizarse ensayos o desenvolver a la momia, el sarcófago y su contenido se esfumaron ante la perplejidad de todos los implicados. La policía ha realizado esfuerzos considerables pero hasta el momento con ningún éxito. El lugar estaba bien guardado y sólo existía una salida de la cámara secreta.

Warren Besart, antiguo agente de Carlyle es el próximo objetivo. Es un pobre diablo que se esconde en la parte trasera de una tienda en una de las zonas más deprimidas de El Cairo. Tras diversas pesquisas dais con él y no fue muy complicado sacarle información. Su estado mental es de una debilidad extrema y un delirio absoluto a causa de un claro ejemplo de estrés postraumático. Vio algo en el desierto, o creyó verlo. Desde entonces se aferra constantemente a la evasión que le proporciona el hachís de mala calidad. Es difícil discernir entre realidad y fantasía en su relato.

“Un abogado me contrató como agente de compras de Carlyle, que me fue presentado como un multimillonario americano. Siguiendo instrucciones enviadas por escrito por Carlyle, adquirí ciertos artefactos a Faraz Najir, sacándolos ilegalmente de Egipto para enviarlos a Sir Aubrey Penhew en Londres. Yo sabía que los artefactos eran antiguos pero ignoraba su poder o su significado. Cuando la Expedición Carlyle llegó a Egipto, yo me encargue de conseguir el equipo y los permisos necesarios. Su objetivo principal estaba en Dhashur, a unos 34 Km de El Cairo, Nilo arriba, en la zona de la Pirámide Torcida. Un día, ya en Dhashur, Jack Brady vino a verme y me dijo que Carlyle, Hypatia Masters, Sir Aubrey y el doctor Huston habían entrado en la Pirámide Torcida y habían desaparecido. Brady estaba muy nervioso y sospechaba algo raro porque los trabajadores habían huido del lugar, quedando los trabajos interrumpidos. A la mañana siguiente volvieron a aparecer Carlyle y los demás. Estaban muy excitados a causa de algún hallazgo de tremenda importancia, pero no hicieron ningún comentario ni pusieron nada por escrito porque Sir Aubrey era muy estricto con el secreto de las excavaciones. Todos ellos parecían haber cambiado de alguna forma inexplicable, y no a mejor, por lo que no me atreví a hacer más preguntas. Esa noche, una anciana egipcia vino a verme y me dijo que su hijo, que era uno de los trabajadores que huyeron, lo había hecho porque Carlyle y los demás habían entablado relación con un ser antiguo y maléfico, el Mensajero del Viento Negro. Sabía mucho sobre eso y conocía cosas muy, muy antiguas. Dijo poder reconocer que las almas de todos los europeos excepto yo mismo y Jack Brady estaban perdidas pero que si quería pruebas fuera a la Pirámide Derruida en Meidum la noche antes de la luna nueva. Y yo… ¡Dios me ayude! ¡Yo fui! Me llevé uno de los camiones, aparentando que iba a El Cairo de juerga pero en cambio me dirigí a Meidum, que está a 35 Km al Sur y me escondí donde ella me dijo. Allí, a medianoche, pude ver a Carlyle y a los otros entregándose a obscenos rituales junto a un centenar de otros desequilibrados. El desierto pareció cobrar vida, arrastrándose y ondulando hacia las ruinas de la pirámide. Horrorizado, ¡pude ver como las propias piedras se convertían en un ser esquelético de ojos saltones! Extrañas criaturas empezaron a salir de la arena y a coger por el cuello a los bailarines, desgarrándoselo, hasta que sólo quedaron en pie los europeos y otro celebrante, revestido de un manto. Algo más surgió de la arena, del tamaño de un elefante pero con cinco cabezas peludas. De repente, me di cuenta de lo que era, ¡pero no podía dar crédito a mis ojos! Lo vi alzarse y de un solo bocado devorar a la vez los cuerpos destrozados y a sus horrendos asesinos, con lo que sólo quedaron vivas cinco personas entre el hedor de la arena cubierta de sangre. Me desmayé. Al recuperarme empecé a vagar por el desierto, donde me aguardaban nuevos horrores. Tras ascender tropezando por una loma poco antes del amanecer vi más allá ¡centenares de esfinges negras alineadas ordenadamente, esperando la hora de la locura en que se alzarán para devorar el mundo! Me volví a desmayar y esta vez abandoné el mundo durante varios meses. Un hombre me encontró y durante dos años él y su madre me cuidaron hasta que pude volver a El Cairo. ¡Pero entonces empecé a soñar! Ahora sólo el hachís o el opio (si encuentro) pueden ayudarme. Ahora vuelvo a estar bajo de reservas y mi vida es intolerable sin la droga. Caballeros, ¿querrán ustedes ayudarme? Sólo las drogas fuertes me mantienen apartado de la locura. ¡Todo está perdido señores, todo está perdido! No hay esperanza para ninguno de nosotros. Ellos aguardan por todas partes. ¿Nadie quiere probar un poco? La mujer que me habló acerca de la ceremonia nocturna se llama Nyiti y su hijo, Umba. Ambos viven en El Wasta, un pueblo del Nilo al sur de Meidum”.

Siguiente parada, por recomendación de Wassif, el doctor Ali Kafour, del Museo Egipcio. Aquí la cosa se pone muy seria ya que los peores temores se confirman y las revelaciones alcanzan una gravedad y una trascendencia que os sobrepasa aún más de lo que preveíais. Comenzáis a intuir que os estáis entrometiendo en un maléfico plan que lleva trazado mucho tiempo, demasiado. Hablamos de siglos, ¡milenios! Kafour es un erudito egipcio y, una vez ganada su confianza, se ofrece para colaborar con vosotros. La entrevista con Kafour es un punto de inflexión en la campaña. Esto es lo más interesante:

LA EXPEDICIÓN CARLYLE: “La expedición descubrió algún secreto relativo al Faraón Negro y que tal descubrimiento les llevó de alguna manera a ser asesinados en Kenia. Sir Aubrey Penhew hacía mucho tiempo que estudiaba al Faraón Negro y Kafour había discutido con él dicho tema, intercambiando ambos información acerca de tan sutil presencia. En su última visita sir Aubrey no acudió a visitarme y fui fue al lugar de las excavaciones, Sir Aubrey me rechazó rudamente. Recuerdo muy vivamente algunos cambios muy aparentes en Sir Aubrey: parecía físicamente más joven y emocionalmente era retraído, distante y curiosamente cruel”.

EL FARAÓN NEGRO EN LA HISTORIA: “Hacia el final de la tercera dinastía llegó a Egipto un hombre llamado Nefren-Ka, un poderoso hechicero que podía infligir la locura y la muerte a sus enemigos con un simple gesto. Cuenta la leyenda que procedía de una antigua ciudad en los desiertos de Arabia cuyo nombre era Irem, la Ciudad de los Pilares, que se menciona en el Al Azif. Todos los que sabían acerca de ella la temían. Nefren-Ka revivió el culto de un dios antiguo y maléfico llamado el Faraón Negro. Pronto Nefren-Ka y dicho dios fueron intercambiables en las mentes de la gente y el hechicero fue conocido como el Faraón Negro hasta el punto en que nadie podía distinguir los hechos y leyendas de uno y otro. Durante muchos años, el Faraón Negro luchó contra los sucesores de Zoser, de la tercera dinastía, por el control del país y tan grande era el poder de aquél que no queda recuerdo alguno de éstos. Durante algún tiempo, Nafren-Ka reinó sobre el Nilo y sus pueblos hasta que Sneferu fundó la cuarta dinastía y con la ayuda de la diosa Isis consiguió vencer la magia maléfica de Nefren-Ka, matándole. Sin embargo, y por extraño que parezca, se construyó una pirámide para albergar el cuerpo del hechicero (Cabe la posibilidad de que esto pudo realizarse para aislar a Egipto de la todavía potente magia albergada en el cadáver) pero esta estructura se derrumbó cuando Sneferu estaba construyendo una segunda. La Pirámide Derruida está en Meidum y la segunda es la Pirámide Torcida de Dhashur. Los papiros afirman que el cuerpo de Nefren-Ka fue sacado de Meidum y enterrado en Dhashur pero las excavaciones allí realizadas no han descubierto ni rastro. En Dhashur hay otra pirámide, la Pirámide Roja, que también se atribuye a Sneferu y que se dice que guarda a Dhashur para evitar que Nefren-Ka regrese de entre los muertos. Después de su triunfo, Sneferu ordenó que toda referencia al Faraón Negro fuera borrada pero los adoradores de éste permanecían, aguardando el retomo de su amo. Al cabo de unos años, éstos fueron expulsados de Egipto hacia el Sur, a los horrendos pantanos que hay más allá del Sudán. En la sexta dinastía, se dice que la cruel reina Nitocris estaba aliada con un nuevo culto al Faraón Negro, aunque no hay pruebas objetivas, aunque yo creo que es verdad. Al Faraón Negro se le llama a veces Nyarlathotep”.

LEYENDAS DEL FARAÓN NEGRO:

-Algunos dicen que pertenecía a un panteón de dioses abominables más antiguos que los de Egipto, enteramente inhumanos y dedicados al caos y la locura.

– Se dice que Nefren-Ka poseía una tremenda bestia, de la que la Esfinge de Gizeh es una representación pequeña e inexacta.

– La voz de Nefren-Ka al parecer podía recorrer el país mediante un viento negro que podía destruir las cosas, a voluntad del mago.

– Una profecía implica que el Faraón Negro retornará “dedos y pies después del Gran Hombre Bueno”, una referencia que podría querer decir 20 siglos después de Jesucristo, iniciándose a continuación una era destinada a acabar con el dominio del Hombre sobre la Tierra, trayendo la verdad y la libertad a los seguidores del Faraón.

– También se dice que adoradores humanoides pero inhumanos del Faraón Negro acechan bajo tierra en los desiertos, atacando a veces a los que transitan por allí.

– La gran Esfinge de Gizeh se afirma que interpretaba un papel inusual en los tremendos ritos realizados por Nitocris.

LO QUE CREE EL DOCTOR KAFOUR:

EL FARAÓN NEGRO: “El Faraón Negro y Nefren-Ka existieron, al igual que los dioses a cuyo panteón pertenece el primero; se les llama Otros Dioses y les dirige el Sultán demoníaco, Azathoth. Yo he visto en el desierto a servidores de estos dioses y sé que en el Egipto actual existe la Hermandad del Faraón Negro aunque ignoro su organización, dirigentes o actividades. También sospecho que el culto al Faraón Negro se está extendiendo a otros lugares de África: por ejemplo, he oído hablar de una secta en Kenia (que es una colonia británica) llamada la Lengua Sangrienta, que adora a un dios monstruoso que no es sino otro aspecto del Faraón Negro”.

LA REINA NITOCRIS: “La momia sin identificar recientemente robada a la Expedición Clive en Gizeh sin duda pertenecía a la bella y malvada reina, que fue enterrada viva aunque no se había hallado rastro alguno hasta que la Expedición Clive encontró la cámara secreta en la pirámide pequeña. No sé cómo o por qué fue robada pero creo que el robo puede estar relacionado con la profecía del retorno del Faraón Negro. Un miembro de la excavación fue despedido un mes después de que el grupo llegara. Un arqueólogo holandés, Janwillem Vanheuvelen, fue expulsado por el doctor Henry Clive, supuestamente por incompetencia y alcoholismo”.

LA FUNDACIÓN PENHEW: “Aunque siempre he respetado a Sir Aubrey y a su director Edward Gavigan, y me han parecido correctos los esfuerzos de la Fundación Penhew, desde la muerte de Sir Aubrey ésta ha financiado 10 expediciones a Egipto con un balance de unas 20 muertes, numerosas desapariciones, varios suicidios y al menos un caso certificado de locura. La mayoría han seguido el mismo esquema de secretismo absurdo, excavaciones erráticas y extraños incidentes establecido en su momento por la Expedición Carlyle”.

El relato de Besart os lleva Nilo arriba durante unas horas hasta el pueblo de El Wasta, lugar donde una anciana y su hijo cuidaron durante varios días del exagente de Carlyle tras su brutal shock. El Wasta no es más que una miríada de tiendas y casuchas en medio del desierto. Tras varias horas buscando y tratando de comunicados con la reticente y desconfiada vecindad, dais con la casa de Nyiti. Su hijo, Umba, da veracidad sin soltar una palabra al relato de Besart. Carece de brazo derecho, su cuerpo tiene enormes laceraciones en el hombro también derecho y en ese mismo lado de la cara. Un breve pero costoso intercambio de palabras a causa de la dificultad para el habla de Umba, acaba con él indicandoos que entrarais en su casa. Entonces ocurre una de las escenas más emotivas de la aventura.

Allí está Nyiti, una anciana terriblemente deformada y recostada en su camastro. Nyiti parece extremadamente anciana. Su mandíbula inferior y sus dos manos han sido calcinadas. Está bastante desequilibrada pero al ver a los investigadores se le iluminan los ojos, hace algunos ruidos guturales y señala con los muñones a un rincón de la choza. Estos ruidos alertan a su hijo, que entra de inmediato. Los investigadores miran en el rincón. Entre mantas y cacharros hay una cesta de junco pintada con un símbolo rojo que los investigadores identifican como un antiguo símbolo egipcio de protección. Dentro de la cesta hay un trozo de loseta blanca, de unos 18×23 cm. y bastante gruesa. Sus bordes irregulares indican que fue arrancado de un trozo mayor de piedra trabajada. Nyiti insiste mediante gestos para que os lleveis la piedra, y cuando aceptáis cae en un estado de estupor, habiendo cumplido su último objetivo.

Con el pequeño e inesperado tesoro en vuestro poder y recelosos de perderlo, acudís al Museo Egipcio a que Kafour custodie tan preciada pieza. Con gesto grave, el doctor Kafour explica que los trazos se corresponden con parte de un ancestral signo de protección conocido como el Ojo de luz y de Oscuridad. El doctor, gracias a sus conocimientos, es capaz de reproducir el símbolo, pero no conoce el ritual mágico de activación. Sin duda, para haber roto esta protección se ha necesitado un gran poder. Constata que se trata de un fragmento del sello de protección de la Pirámide Roja de Dhashur y que dicha salvaguarda ya no existe. Desde ese día, la causa de Kafour es la vuestra y vuestra causa, la de Kafour. Se une al grupo como un muy valioso miembro.

La Pirámide Derruida es la última zona explorada en la sesión. Se encuentra en Meidum, a unos 100 kilómetros de El Cairo, adonde acudís. Allí se alza la pirámide, cuyo nombre se explica porque se derrumbó en la antigüedad, y solamente la parte central de su núcleo interno sigue en pie, dándole un aspecto de torre, algo único entre las pirámides egipcias. La pequeña colina sobre la que parece asentarse está formada en realidad por los escombros resultantes de su derrumbe. Allí no había nada más que escombros, arena, piedra y una inquietante sensación de miedo, a estar expuestos en medio de la nada al ataque de un grupo de sectarios. Aunque esa sensación os acompaña desde hace tiempo, desde que averiguasteis ciertas cosas.

¿Cosas pendientes en esta sesión? Como bien recuerda Jesús y teníais en la lista del ‘To Do’ que elaborasteis al final de aquella noche (no necesariamente en ese orden):

  • Localizar al doctor Vanheuvelen para informaros de la expedición Clive
  • Ir a la Pirámide Roja
  • Ir a la Pirámide Torcida
  • Indagar sobre un objeto que alguien busca y que está en una mezquita

Que yo controle, esto. ¿Hay más cosas? Evidentemente que sí. Vuestra investigación el último día fue abrumadoramente competente y los logos, repito, monumentales. Sin embargo, si creíais que la trama había desbordado a vuestros pobres investigadores, tras la última sesión queda claro que el complot es de proporciones cósmicas y que el pobre Jackson Elias no era más que el hilillo de una madeja infinitamente más grande de lo que nadie hubiera podido imaginar.

Quien quiera aportar algo puede hacerlo en el foro y recordaros que en el repositorio de pistas está toda la información e imágenes.

¡Iä Nyarlathotep!

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